martes, 10 de octubre de 2017

¿Qué es el Tercer Estado? Según Sieyés

Nos encontramos ante un extracto de la obra de Sieyés, ¿Qué es el tercer estado?, en el que él va a desgranar de una manera lógica y a base de un diálogo la existencia y necesidad del llamado Tercer Estado. Del que concluirá que es un todo en la sociedad, y la organización política debe así respetarlo.
El autor es un eclesiástico nacido en la Provenza francesa en 1748 y que realizó estudios en la universidad de La Sorbona (París). Tras estudiar a los grandes pensadores de la política y el derecho, especialmente John Locke, quedó maravillado de sus ideas y comenzó a plasmarlas en diferentes escritos, como el que nos atañe. Abandonando su posición de religioso comenzó a ocupar cargos en la carrera política como representante del así llamado “Tercer Estado”, llegando a ocupar funciones tan importantes como la de presidente del Directorio (1795-1799) y posteriormente, tras el apoyo a Napoleón Bonaparte, será designado segundo cónsul del Consulado previo al Imperio (1799-1804). Irónicamente sus ideas propiciaron el inicio de la revolución francesa y sus acciones políticas apoyarían el advenimiento de ésta.
A este respecto podemos observar en el texto como se sientan las bases revolucionarias que dotaron, al pueblo francés de finales del S. XVIII, de unas ideas de libertad, igualdad y fraternidad. Lema que recorrerá el sentir revolucionario y la explosión libertaria de campesinos y trabajadores contra el antiguo régimen, representado por Nobles, Burgueses y cuya máxima expresión era la monarquía de Luis XVI con la bendición del alto clero.
Así comienza el texto reflexionando sobre ¿Qué es el tercer Estado?, a lo que el autor responde que lo es Todo (principio de igualdad formal en el que todos pertenecen a un mismo extracto); posteriormente se plantea ¿Que ha sido hasta el presente en el orden político? A lo que se responde con un triste Nada (rompiendo por tanto el derecho de libertad propio de los ciudadanos que participan en el gobierno de la nación); La última pregunta es la clave de ese pasar del todo que es, a transformar la nada en la que se ha convertido, para llegar a un triunfal existencialismo de ser lo que se representa, es decir, el todo de la política ha de corresponderse con el representado, o se está gobernando sin el gobernado. Por eso el autor se pregunta ¿Qué pide? A lo que responde: Llegar a ser algo.
Ya en este primer soliloquio interrogativo, Sieyés ha presentado las bases de su escrito y pensamiento político. El pueblo, o tercer estado que estaba conformado por la gran mayoría de habitantes de la nación francesa (campesinos, jornaleros, bajo clero y trabajadores manuales) debían gozar de al menos los mismos privilegios y ventajas en el gobierno de la polis que los nobles, burgueses y altos clero. Estos últimos propietarios de las tierras y los derechos de explotación de los bienes que eran trabajados por los primeros.
El malestar de una baja representatividad política, unido al hambre y la miseria, fueron el caldo de cultivo en el que estas ideas que Sieyés plantea vinieron a germinar en la revolución francesa de 1789. Aunque cabe señalar que esta revolución en sus inicios no buscaba las consecuencias y resultados que posteriormente se produjeron a lo largo de su desarrollo. En un principio los grandes miembros de la burguesía reclamaron los mismos privilegios que los nobles. Puesto que estos primeros poseían las grandes fortunas de la nación francesa, mientras los segundos conservaban por herencia unos privilegios no conseguidos ni trabajados. Esto creó que las concesiones que le fueron otorgando paulatinamente a las fortunas burguesas no fueran del todo satisfactorias e invitaran a una mayor cantidad de privilegios. Mientras que nadie se interesaba por el pueblo llano, solo como fuerza de trabajo o de sostenimiento de las producciones agrícolas e industriales.
De ahí que el autor presente al pueblo llano, o tercer estado como un hombre robusto que posee las cualidades del trabajo y el esfuerzo de los intereses de producción, pero que se haya encadenado, cual bestia del campo, para evitar que pueda gobernarse a sí mismo, o a la sociedad, mientras nobles y burgueses pelean por sus propios intereses. De hecho esas peleas entre las dos clases dominantes no servían para crecer como nación, e incluso llegando a menguar los intereses de la nación que solo era sostenida por el esfuerzo y la fatiga del Estado encadenado.
Pero, se pregunta Sieyés, ¿Qué es una nación? ¿En qué consiste ésta misma nación que los poderosos se disputan y los empobrecidos deben mantener? Para él es un cuerpo de personas libres e iguales que se someten bajo unas mismas leyes y son representados como tales. Pero esa no era la realidad que se estaba dando en la Francia pre-revolucionaria donde solo ocupaban representación en los Estados Generales los Nobles y el Alto Clero, quedando reducida la representación del Tercer Estado a algo residual y sin apenas poder de decisión.

Esto propiciará que en medio de esa revolución de tinte burgués, acabara el Tercer Estado reclamando para ellos lo que la burguesía añoraba. Pues siendo ellos un todo estatal debían ser tratados como el todo y no como una parte más, en la reclamación de representatividad política. Pero aun así cabe reseñar que una parte importante del Tercer Estado quedo fuera de estos privilegios que al final se obtuvieron, las mujeres. Ellas también apoyaron la revolución, e incluso lucharon por ella, pero tras el triunfo de la misma no consiguieron ninguno de los privilegios que se reclamaban y que quedaron reservados solo a los varones. De hecho la revolucionaria Olympe de Gouges, defenderá ante la Asamblea Nacional Francesa una “Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana” que será rechazada por los propios revolucionarios. Pero al fin y al cabo la historia demuestra que a lo largo de los siglos la política ha dado revoluciones y contra-revoluciones, de las cuales siempre ha resultado un nuevo orden social en el que unos gobernaban y otros eran gobernados. En este caso ganaron los hombres su libertad, su igualdad y su fraternidad, pero obviaron a la parte femenina del Estado que deberá esperar su revolución un siglo después. Luego yo concluiría este comentario crítico con la misma pregunta del principio ¿Qué es el Tercer Estado? Todo, y Toda la sociedad política que ha de ser representada y protegida por la Nación.

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