martes, 10 de octubre de 2017

Algunas aclaraciones sobre los profetas en la Biblia

 Semejanzas y diferencias entre los tres libros de los profetas Nahúm-Abdías-Jonás.
Cabe señalar que la primera semejanza que encontramos sería de orden a la catalogación de estos profetas como tres de los llamados profetas menores. Nombre que reciben no por la importancia de su mensaje, sino por la extensión de sus escritos. De manera que Nahúm ocupa 3 capítulos, Abdías 21 versículos y Jonás 4 capítulos.
Adentrándonos en los destinatarios de sus mensajes, los tres se dirigen hacia ciudades y pueblos que aunque tienen una realidad concreta e histórica, parece ser reflejo de una realidad superior como representantes de todo el pueblo de Israel o los paganos que había alrededor. Los mensajes de Nahúm y el de Jonás se dirigen hacia la ciudad de Nínive. Pero mientras en el primero parece representar a todo el pueblo de Israel, el segundo lo presenta como los paganos, enemigos de Israel. Mientras que Abdías presenta su misión sobre la ciudad de Edom.
También hay una diferencia en la época en las que se escriben y la realidad sociopolítica donde se desarrollan sus misiones proféticas. Por su parte Nahúm escribe al final del dominio Asirio en la zona de Judá (S. VII); mientras que Abdías y Jonás desarrollan su misión posterior al anterior en el S. VI con la restauración del reino post-exílico de Israel. Esto se pude ver por ejemplo en la forma de tratar la convivencia entre las religiones paganas y judía que Jonás apunta o el libro de Abdías que está escrito desde la restauración nacional y con una euforia nacionalista fruto de la vuelta del destierro.
En cuanto al contenido teológico de cada uno, aunque los tres tratan de ser avisos hacia el pueblo de su actitud sobre Dios y de su modo de actuar, cada uno de ellos lo hace desde una perspectiva teológica distinta.
·         Nahúm: Así nos encontramos con que Nahúm presentará una imagen de dura y sin compasión con nadie, seguramente debido a la situación de destierro en el que se escribió. La imagen de Dios es la de castigador y controlador de la Historia, valiéndose de los pueblos como Asiria para condenar a Israel.
·         Abdías: Para Abdías el lenguaje es duro, como el anterior, pero hay un rayo de esperanza en la restauración de un  nuevo Israel. Los Israelitas que han vuelto del exilio se presentan como ese “resto de Israel” que recuperarán el culto y el amor a Dios. En el día de Yahvé se producirá un juicio contra los enemigos del pueblo.
·         Jonás: En cuanto a Jonás podemos apreciar un Dios universalista que proclama su apertura a una alianza con todo el mundo, incluidos los paganos a los que hay que ir a anunciarles la acción de Yahvé. La moraleja de esta historia sería que no se puede ser malo con nadie, porque como Dios es bueno actúa haciendo el bien incluso hacia los paganos.
Por último, podríamos decir que Nahúm y Abdías se tratan de dos profecías en toda regla que se tratan de un mensaje directo contra unos actos condenables de impiedad, mientras que en Jonás nos encontramos ante una historia novelada, no es una profecía pura, en la que podemos observar un paralelismo con las parábolas de Jesús del hijo pródigo (Lucas 15, 11-32) o los trabajadores de la viña (Mt. 20, 1-16).

- ¿Qué sugiere la forma en que termina el libro de Jonás?
Me recuerda a las palabras de Jesús en la parábola de los trabajadores de la viña cuando les dice si tienen envidia de que él sea tan bueno (Mt. 20, 15). Así mismo se ve la gran misericordia y amor que Dios tiene hacia todos los que se arrepienten y siguen su palabra. Además se pone en valor el hecho de que Dios da y quita los privilegios, no puede estar en manos humanas el alegrarse o apenarse por acciones que no corresponde a la acción de estos. Es Dios el que actúa contra Jonás, y el árbol de ricino, para mostrarle que el enfadarse con Dios no es digno de una buena persona ya que el propio Dios se alegra de los que se convierten y vuelven a él.

El profeta Sofonías
- ¿Cuál es el mensaje sobre “el día del Señor” en todo el libro?
En el libro de Sofonías aparece durante toda la obra el día del Señor el cual debe tener como un juicio que aunque es universal, afectará especialmente a Israel. Así mismo denuncia las grandes injusticias de las autoridades que creyéndose autosuficientes llegan a negar la acción de Dios, pero este acto de mala piedad llegará a su fin con la venida del día del Señor en el que se hará presente y se dará el llamado día de la cólera. Solo se librarán de este mal aquellos que practiquen la justicia.

El profeta Habacuc
- ¿Por qué se queja el profeta a Dios?
Son dos las quejas que Habacuc presenta contra Dios:
Por un lado que éste está impasible ante aquellos que dañan al pueblo de Israel, es por tanto una queja ante la impasibilidad de Dios ante los problemas de un pueblo sufriente.
Por otro lado, el profeta recrimina a Dios que, ante el ascenso del poder Babilónico, es necesario que él actúe para liberar a Israel de este mal que ya ha acabado con varias de las naciones de alrededor.
Por tanto ambas críticas hacia Dios van encaminadas a la impasibilidad de éste y a una súplica a que actúe salvándolos y liberándolos del mal que les acecha.

- ¿Qué repuesta encuentra?
Dios responde a las quejas de Habacuc con promesas de acción ante lo que parece su impasibilidad. Ante aquellos que están oprimiendo al pueblo, él promete castigar a los Caldeos, valiéndose del ejército babilónico. Así mismo, frente al avance babilónico sobre Israel, Dios responderá con una promesa de venganza contra los enemigos del pueblo, y una salvación futura hacia aquellos que permanezcan fiel a él

- ¿Dónde se cita a Habacuc en el Nuevo Testamento? ¿Para qué?
Habacuc aparece citado en varios textos del Nuevo Testamento entre los que se puede ver una finalidad para ello. Cabe señalar que el libro de Habacuc era conocido por los judíos de la época y de esta manera intuían lo que se quería subrayar con estos fragmentos intercalados en los libros neotestamentarios:
·         Lucas 19, 40: Jesús aprueba la aclamación y la confesión por Mesías de sus discípulos, como en Jericó había aprobado el grito de socorro del ciego que lo aclamaba como Hijo de David. La confesión tiene que pronunciarse. Un proverbio, que es un eco del profeta Habacuc, confirma esta necesidad: “Chilla en el muro la piedra y le responde en el enmaderado la viga”. La frase suena a proverbio: Si se hace callar a sus discípulos porque la realeza de Jesús es rechazada por su pueblo, entonces las ruinas de Jerusalén destruida gritarán testimoniando que se ha rechazado injustamente la reivindicación mesiánica de Jesús.
·         Hechos 13, 41: Para recapitular lo dicho en el presente capítulo 13 del libro, San Pablo acaba su discurso, con unas palabras del profeta Habacuc para recalcar que es necesario creer en Jesucristo si queremos ser justificados. De hecho hay una fuerte advertencia contra aquellos que no quieran creer. En su tiempo se refería Habacuc a los judíos que eran amenazados con la invasión de los caldeos, si no se convertían al Señor, y San Pablo hace la aplicación a los tiempos presentes. La intención parece evidente: como entonces se mostraron sordos a la llamada de Dios, y Jerusalén fue tomada y los judíos enviados al destierro, así ahora, si no admiten el mensaje de bendición, vendrá un nuevo y terrible castigo contra el pueblo elegido. Deben convertirse y creer en Jesucristo.
·         Romanos 1, 17: Al escribir san Pablo en esta carta que el justo vivirá por la fe, palabras tomadas de Habacuc, nos hace ver que la justicia de Dios brota de la fe y recae en la propia fe; tiene en la fe su raíz y su principio, y es otorgada por Dios a la fe del hombre creyente. La conexión de estos tres elementos: fe, justicia, vida, la halla Pablo expresada en el propio profeta Habacuc
·         Gálatas 3, 11: De este texto podemos decir que San Pablo busca hacer un silogismo pues anuncia que el no cumplir la Ley es estar bajo maldición. Para ello se apoya en dos textos de la Escritura: Habacuc y el Levítico, textos citados también en la carta a los Romanos, y que, a primera vista, parecen estar en contradicción, pues de una parte se dice que Dios “justifica por la fe” (Habacuc), y de otra que “justifica por las obras” (Levítico). Sin embargo, es evidente que San Pablo lleva un plan en su razonamiento y supone que no hay contradicción entre ellos, sino complementariedad en la acción salvífica de Dios.
·         Hebreos 10, 37-38: En este caso vuelve a citar a Habacuc con el fin de habla de la fidelidad a Dios y mantenerse en su fidelidad. Si se tiene fe en Dios se aguantan todos los males que le aflijan al hombre. También cita al profeta Isaías con el mismo fin de animar a creer en Jesús y aguantar en la fe los males.
·         1 corintios 12, 2: Algunos autores apuestan porque esos ídolos mudos que se citan en este texto, pueda tener su reflejo en aquellos de Habacuc 2,18 que dice de ellos ¿De qué sirve un ídolo, obra de escultor, si es imagen fundida, oráculo engañoso? ¿Puede en él confiar su creador, artífice de ídolos mudos?


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