Semejanzas y diferencias entre los tres libros de los profetas Nahúm-Abdías-Jonás.
Cabe
señalar que la primera semejanza que encontramos sería de orden a la
catalogación de estos profetas como tres de los llamados profetas menores.
Nombre que reciben no por la importancia de su mensaje, sino por la extensión
de sus escritos. De manera que Nahúm ocupa 3 capítulos, Abdías 21 versículos y
Jonás 4 capítulos.
Adentrándonos
en los destinatarios de sus mensajes, los tres se dirigen hacia ciudades y
pueblos que aunque tienen una realidad concreta e histórica, parece ser reflejo
de una realidad superior como representantes de todo el pueblo de Israel o los
paganos que había alrededor. Los mensajes de Nahúm y el de Jonás se dirigen
hacia la ciudad de Nínive. Pero mientras en el primero parece representar a
todo el pueblo de Israel, el segundo lo presenta como los paganos, enemigos de
Israel. Mientras que Abdías presenta su misión sobre la ciudad de Edom.
También
hay una diferencia en la época en las que se escriben y la realidad
sociopolítica donde se desarrollan sus misiones proféticas. Por su parte Nahúm
escribe al final del dominio Asirio en la zona de Judá (S. VII); mientras que
Abdías y Jonás desarrollan su misión posterior al anterior en el S. VI con la
restauración del reino post-exílico de Israel. Esto se pude ver por ejemplo en
la forma de tratar la convivencia entre las religiones paganas y judía que
Jonás apunta o el libro de Abdías que está escrito desde la restauración
nacional y con una euforia nacionalista fruto de la vuelta del destierro.
En
cuanto al contenido teológico de cada uno, aunque los tres tratan de ser avisos
hacia el pueblo de su actitud sobre Dios y de su modo de actuar, cada uno de
ellos lo hace desde una perspectiva teológica distinta.
·
Nahúm: Así
nos encontramos con que Nahúm presentará una imagen de dura y sin compasión con
nadie, seguramente debido a la situación de destierro en el que se escribió. La
imagen de Dios es la de castigador y controlador de la Historia, valiéndose de
los pueblos como Asiria para condenar a Israel.
·
Abdías: Para Abdías el lenguaje es duro, como el anterior,
pero hay un rayo de esperanza en la restauración de un nuevo Israel. Los Israelitas que han vuelto
del exilio se presentan como ese “resto de Israel” que recuperarán el culto y
el amor a Dios. En el día de Yahvé se producirá un juicio contra los enemigos
del pueblo.
·
Jonás: En
cuanto a Jonás podemos apreciar un Dios universalista que proclama su apertura
a una alianza con todo el mundo, incluidos los paganos a los que hay que ir a
anunciarles la acción de Yahvé. La moraleja de esta historia sería que no se
puede ser malo con nadie, porque como Dios es bueno actúa haciendo el bien
incluso hacia los paganos.
Por último,
podríamos decir que Nahúm y Abdías se tratan de dos profecías en toda regla que
se tratan de un mensaje directo contra unos actos condenables de impiedad,
mientras que en Jonás nos encontramos ante una historia novelada, no es una
profecía pura, en la que podemos observar un paralelismo con las parábolas de
Jesús del hijo pródigo (Lucas 15, 11-32) o los trabajadores de la viña (Mt. 20,
1-16).
- ¿Qué sugiere la forma en que termina el libro
de Jonás?
Me
recuerda a las palabras de Jesús en la parábola de los trabajadores de la viña
cuando les dice si tienen envidia de que él sea tan bueno (Mt. 20, 15). Así
mismo se ve la gran misericordia y amor que Dios tiene hacia todos los que se
arrepienten y siguen su palabra. Además se pone en valor el hecho de que Dios
da y quita los privilegios, no puede estar en manos humanas el alegrarse o
apenarse por acciones que no corresponde a la acción de estos. Es Dios el que
actúa contra Jonás, y el árbol de ricino, para mostrarle que el enfadarse con
Dios no es digno de una buena persona ya que el propio Dios se alegra de los
que se convierten y vuelven a él.
El profeta Sofonías
- ¿Cuál es el mensaje sobre “el día del Señor” en todo
el libro?
En el
libro de Sofonías aparece durante toda la obra el día del Señor el cual debe
tener como un juicio que aunque es universal, afectará especialmente a Israel.
Así mismo denuncia las grandes injusticias de las autoridades que creyéndose
autosuficientes llegan a negar la acción de Dios, pero este acto de mala piedad
llegará a su fin con la venida del día del Señor en el que se hará presente y
se dará el llamado día de la cólera. Solo se librarán de este mal aquellos que
practiquen la justicia.
El profeta Habacuc
- ¿Por qué se queja el profeta a Dios?
Son
dos las quejas que Habacuc presenta contra Dios:
Por
un lado que éste está impasible ante aquellos que dañan al pueblo de Israel, es
por tanto una queja ante la impasibilidad de Dios ante los problemas de un
pueblo sufriente.
Por
otro lado, el profeta recrimina a Dios que, ante el ascenso del poder
Babilónico, es necesario que él actúe para liberar a Israel de este mal que ya
ha acabado con varias de las naciones de alrededor.
Por
tanto ambas críticas hacia Dios van encaminadas a la impasibilidad de éste y a
una súplica a que actúe salvándolos y liberándolos del mal que les acecha.
- ¿Qué repuesta encuentra?
Dios
responde a las quejas de Habacuc con promesas de acción ante lo que parece su
impasibilidad. Ante aquellos que están oprimiendo al pueblo, él promete castigar
a los Caldeos, valiéndose del ejército babilónico. Así mismo, frente al avance
babilónico sobre Israel, Dios responderá con una promesa de venganza contra los
enemigos del pueblo, y una salvación futura hacia aquellos que permanezcan fiel
a él
- ¿Dónde se cita a Habacuc en el Nuevo Testamento?
¿Para qué?
Habacuc
aparece citado en varios textos del Nuevo Testamento entre los que se puede ver
una finalidad para ello. Cabe señalar que el libro de Habacuc era conocido por
los judíos de la época y de esta manera intuían lo que se quería subrayar con
estos fragmentos intercalados en los libros neotestamentarios:
·
Lucas 19, 40: Jesús aprueba la aclamación y la
confesión por Mesías de sus discípulos, como en Jericó había aprobado el grito
de socorro del ciego que lo aclamaba como Hijo de David. La confesión tiene que
pronunciarse. Un proverbio, que es un eco del profeta Habacuc, confirma esta
necesidad: “Chilla en el muro la piedra y le responde en el enmaderado la
viga”. La frase suena a proverbio: Si se hace callar a sus discípulos porque la
realeza de Jesús es rechazada por su pueblo, entonces las ruinas de Jerusalén
destruida gritarán testimoniando que se ha rechazado injustamente la
reivindicación mesiánica de Jesús.
·
Hechos 13, 41: Para recapitular lo dicho en el presente capítulo
13 del libro, San Pablo acaba su discurso, con unas palabras del profeta
Habacuc para recalcar que es necesario creer en Jesucristo si
queremos ser justificados. De hecho hay una fuerte advertencia contra aquellos
que no quieran creer. En su tiempo se refería Habacuc a los judíos que eran
amenazados con la invasión de los caldeos, si no se convertían al Señor, y San
Pablo hace la aplicación a los tiempos presentes. La intención parece evidente:
como entonces se mostraron sordos a la
llamada de Dios, y Jerusalén fue tomada y los judíos enviados al
destierro, así ahora, si no admiten el mensaje de bendición, vendrá un nuevo y
terrible castigo contra el pueblo elegido. Deben convertirse y creer en
Jesucristo.
·
Romanos 1, 17: Al escribir san Pablo en esta carta que el justo
vivirá por la fe, palabras tomadas de Habacuc, nos hace ver que la
justicia de Dios brota de la fe y recae en la propia fe; tiene en la fe su raíz
y su principio, y es otorgada por Dios a la fe del hombre creyente. La conexión
de estos tres elementos: fe, justicia, vida, la halla Pablo expresada en el
propio profeta Habacuc
·
Gálatas
3, 11: De este texto podemos decir que San Pablo busca hacer un
silogismo pues anuncia que el no cumplir la Ley es estar bajo maldición. Para
ello se apoya en dos textos de la Escritura: Habacuc y el Levítico, textos
citados también en la carta a los Romanos, y que, a primera vista, parecen
estar en contradicción, pues de una parte se dice que Dios “justifica por la
fe” (Habacuc), y de otra que “justifica por las obras” (Levítico). Sin embargo,
es evidente que San Pablo lleva un plan en su razonamiento y supone que no hay
contradicción entre ellos, sino complementariedad en la acción salvífica de
Dios.
·
Hebreos
10, 37-38: En este caso vuelve a citar a Habacuc con el fin de habla
de la fidelidad a Dios y mantenerse en su fidelidad. Si se tiene fe en Dios se
aguantan todos los males que le aflijan al hombre. También cita al profeta
Isaías con el mismo fin de animar a creer en Jesús y aguantar en la fe los
males.
·
1 corintios 12, 2: Algunos autores apuestan porque esos ídolos mudos
que se citan en este texto, pueda tener su reflejo en aquellos de Habacuc 2,18
que dice de ellos ¿De qué sirve un ídolo, obra de escultor, si es imagen
fundida, oráculo engañoso? ¿Puede en él confiar su creador, artífice de ídolos
mudos?
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