lunes, 9 de octubre de 2017

La Gracia en la Biblia

A partir del siguiente comentario voy a extraer las ideas generales que la teología de la Biblia nos ofrece sobre la Gracia. Como texto de referencia utilizaré la obra de Ladaria: Teología del pecado original y de la gracia.

1.       La terminología de la gracia en el Antiguo Testamento
Cabe destacar dos términos con un significado diferente para entender lo que es la gracia en el Antiguo Testamento y que nos servirá para comprenderlo en el Nuevo:
Por un lado está el verbo hanan y su derivado el sustantivo hen, que vendrían a traducirse por apiadarse u obrar bien con alguien. Es por tanto un término profano, que posteriormente se va introduciendo en el lenguaje religioso. El adjetivo derivado de este concepto sería favorable o gracioso y se le adjudicaría, especialmente en los Salmos, a Dios como un atributo propio de su persona. En cambio el sustantivo hen puede ser para Dios o para los hombres y lo que se gana ante ellos.
Por otro lado nos encontramos con el sustantivo hesed que significaría bondad, amistad o amor. Este término es más común reservárselo a Dios, y al lenguaje religioso. Sería calificativo de ese amor sin medida que impulsa el obrar divino y exige una respuesta por nuestra parte, no porque se tenga que exigir, sino porque brotaría como agradecimiento por la sobreabundancia. Cabe señalar que esta respuesta jamás estaría a la altura de la gracia recibida. Unido a este sentido de gracia se encuentra a sí mismo el término emet que se traduce por fidelidad.
En la Biblia griega de los LXX el término hesed se traduce por misericordia y el hen por gracia. Es la relación amorosa de dios lo que exigiría, teniendo en cuenta estos conceptos, el saber que Dios elige a su pueblo por amor y que esta respuesta a su amor jamás colma los beneficios que él ha tenido para con sus elegidos.

2.      La «gracia» en el Nuevo Testamento
El término χαρις significaría en el Nuevo Testamento la benevolencia o favor que se da gratuitamente, contrario a todo aquello que se debe u obliga. Cabe señalar que es un vocablo no utilizado ni en Mateo ni en Marcos, en Juan aparece algo en sus escritos y en Lucas y Hechos no siempre es utilizado con esta carga explicativa. Sin embargo en los escritos paulinos, ocupará un significado central para designar la estructura del acontecimiento cristo.
De esta forma podemos concluir que para Lucas en su obra podemos encontrarlo con la significación veterotestamentaria del «favor» de Dios. Pero también vemos que los predicadores del Evangelio son encomendados a la gracia de Dios. En los Hechos se habla además del testimonio del «evangelio de la gracia de Dios», es decir, de su amor y su benevolencia. A la gracia se une el poder, la realización de signos y prodigio; será también el resultado de la predicación, la recepción de la fe; el estar en la «gracia de Dios» querrá decir tanto como permanecer en la fe del Evangelio. Por último la palabra del Evangelio parece ser, para Lucas, la expresión del amor de Dios, de su «gracia».
En Pablo será donde encontremos la mayor carga significativa de este vocablo. Para él es lo más importante como estructura de la salvación de Dios acontecida en Jesús, como aquello que se recibe sin merecerlo. Al concepto de gracia se une la fe y ambas se oponen al solo obrar, al concepto de obras. La gracia sería aceptar la acción de Dios y renunciar a la autoafirmación del hombre. De igual forma, podemos afirmar que la gracia es ser como Jesús y compartir la vida con Dios, en relación a él. Sería también ser el propio Jesús, como un sustitutivo del nombre de Jesús por Gracia, su propia persona es gracia; así como el poder de Dios es también para él gracia que fortalece al hombre en su debilidad. Por último, la identifica a su vez con la propia misión recibida. Pero en general es el don de Dios dado a los hombres por igual
En los escritos joánicos, especialmente en el prólogo del evangelio, aparece el termino gracia referido a la verdad. La gracia y la verdad pueden entenderse como traducidos del hesed y el emet que se veía en el apartado anterior. Por tanto la gracia es unida a un propio calificativo de Cristo. Cristo es la verdad, el logos, la gracia, etc. 

En resumen la gracia en el nuevo Testamento es un don gratuito de Dios, es Jesús mismo, su persona, y a la vez la propia actitud del creyente que está unido a él. Por tanto es algo que se recibe de Dios y no se agota con el propio obrar humano. La definición final sería que la gracia es el acontecimiento gratuito de la salvación escatológica en Jesucristo, que es la que es la autocomunicación radical del Dios trino, y la inclusión del hombre (y, en su medida, del mundo), otorgada también gratuitamente por Dios, en este acontecimiento mediante la participación en la vida del mismo Jesús.

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