A partir del siguiente comentario voy a extraer las ideas
generales que la teología de la Biblia nos ofrece sobre el origen y
universalidad del pecado. Como texto de referencia utilizaré la obra de
Ladaria: Teología del pecado original y de la gracia.
1. El origen y la universalidad del pecado
en el antiguo testamento:
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Génesis 2-3:
El relato del génesis no presenta un pecado que se herede o
se genere entre una generación y la siguiente. Son pecados personales que
terminan contagiando a la comunidad y que rompen la relación ideal con Dios.
De esta manera podemos fijarnos en el relato que el autor
yahvista nos presenta en el libro del Génesis capítulos 2 y 3. Nos presenta una
situación en el que la humanidad se encuentra en un estado de paz (alianza) con
Dios. Fruto de este estado habitan en el paraíso y viven con libertad su
relación con Dios. Pero este estado primero de paz es roto por la caída que
afecta a la relación misma del hombre con Dios. De esta forma aparece como una
fuerza externa al hombre y contraria tanto a él como a Dios, simbolizado en la
serpiente (Posteriormente se la identificara con el demonio aunque el génesis
no apunta en esa dirección). Esta fuerza contraria a Dios y al hombre (la
serpiente) aparece antes incluso del pecado humano. El problema que resulta de
su acción es que la mujer y el hombre quieren ponerse en el lugar de dios y
esto hace que se sientan desnudos ante el que han querido usurpar de su sitio.
Esta desnudez simbolizaría la desprotección y la falta de autoridad que el hombre
libremente pierde al intentar compararse con Dios.
Cabe señalar que ya desde el principio, la Biblia nos
presenta el pecado como algo comunitario. Pues no peca solo la mujer o el
hombre. Ambos están condenados puesto que ambos cometen la misma falta. Sin
embargo Dios solo maldice a la serpiente, no a Adán ni a Eva. A ellos,
simbolizando la humanidad, no les retira, a pesar de su pecado, la protección
divina. Aunque la relación entre Dios y los hombres se rompe y fruto de ello
los beneficios que esta tiene (Paraíso).
Por ultimo nos indica el génesis que el pecado contra dios
conlleva el mal contra el hermano (Caín y Abel) y después ante la acción de
Dios se ve siempre que el hombre rompe su relación con Dios, a pesar de sus
renovadas fuerzas de que el hombre no caiga. Es el caso de Noé o de Abel, donde
vemos que a pesar de actuar dios el hombre siempre cae rompiendo su alianza.
Aunque Dios no abandona sus promesas y alianza de relación se ve aumentada; en
Abraham se potencia esta acción salvífica de Dios contra el pecado.
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El origen y la universalidad del pecado
en el resto del Antiguo Testamento:
En el apartado anterior se ha visto la visión del autor
yahvista (y) en el génesis, pero también se ha de señalar la visión de otros
autores como el deuteronomista (d) o el elohimista (e). Estos han ido colocando
el pecado como algo orientado no tanto a un origen primero del hombre
universal, sino desde la óptica del estado de Israel como patria y comunidad.
Para ellos el primer pecado como ruptura de Dios y su alianza se llevaría a
cabo en el desierto con la desobediencia a los designios y promesas de dios. Después
de este se sucederían una serie de pecados que tendrían un origen en el sentir
del pueblo y en su actuar, como la petición de un Rey en menoscabo a la acción
de Dios (1 Sm). Los profetas también acusaran a los hijos de Israel e continuar
con los pecados iniciados por sus padres, aunque no se dice que se hereden sino
que se continúan en las mismas acciones.
Es en los escritos sapienciales donde se vislumbra ya una
universalidad del pecado que hace ver una situación previa al de la libertad
del ser humano. Lo cual indicaría ya una pequeña noción de un pecado no solo
universal sino que estaría en la propia estructura del hombre. Aunque será el
autor sacerdotal (P) el que desarrollará con más fuerza esta idea de origen en
el hombre como pecador. Se ven en sus escritos como Dios tiene delante una
humanidad rota por el pecado de manera universal.
Hay por fin en los escritos del antiguo testamento una
referencia a Adán como causante de un pecado original al unirse en el génesis
los relatos del autor yahvista y sacerdotal. Al haber unión entre el origen del
mal en la desobediencia de dios y el concepto de universalidad.
Como conclusión a este epígrafe, podemos decir que aunque
en unos relatos se ponga a la humanidad entera o solo al pueblo de Israel como
originante del pecado, cierto es que hay un atisbo de universalidad. El
problema es que el hombre peca, rompe su alianza con Dios, y se separa de él.
Está afirmándose además que hay un momento histórico y comunitario que se va
extendiendo a todos. Queda claro así mismo que hay pecados que si se pueden
transmitir pero también es clara la acción de dios que reparte gracias y
bendiciones a los hombres.
2. La universalidad del pecado y su origen
según el Nuevo Testamento.
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Los sinópticos y Juan:
Según los evangelios se puede observar que existe una
solidaridad en el pecado, o por lo menos una transmisión del mismo en el
incumplimiento de las promesas. Así por ejemplo en la parábola de los viñadores
homicidas se recalca como generación tras generación el pueblo ha ido dando
muerte a los diferentes profetas de dios. Hay por tanto un pecado, que aunque
no se explica en origen, si se ha visto de edad en edad.
En cuanto al evangelio de Juan es significativo que Jesús
viene al mundo para liberar del mal del mundo, en un sentido negativo. Se
entiende por tanto, que existe una universalidad del mal a todos los hombres
para la cual Jesús ha venido a liberarnos.
Así mismo podemos decir, que en el Nuevo Testamento el
concepto de pecado es algo general, puesto que recorre a todos los hombres
desde la acción del diablo. Este diablo es el que hace que el hombre peque, que
sería el apartarse de Dios; algo que se ha dado con los profetas y en el
momento evangélico con el propio Jesús.
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La teología paulina
Para Pablo el pecado no es la suma de pecados individuales
que termina creando un pecado mayor, que es el pecado del mundo y por el que
todos estamos contaminados. Sino que es algo general por ser parte de la propia
naturaleza del hombre. El hombre de manera natural posee el pecado y se impulsa
a él.
Para pablo será fundamental el paralelismo Adán-Cristo para
entender la solidaridad del pecado y de la gracia y como se extiende tanto el
mal como el bien. Cabe señalar que Adán representaría la muerte mientras que
cristo es la resurrección de los muertos. Uno representa un dinamismo de muerte
y pecado mientras que el otro es su antítesis de vida y salvación. Algo que
afecta a todo el mundo ya que tanto judíos (a pesar de la Ley) como gentiles
son pecadores y solo se podrán salvar por Cristo.
La acción de una sola persona repercute en el mal o el bien
de los demás, es un principio de solidaridad entre los hombres que impulsa en
el obrar. Pablo nos dirá que por un solo hombre entro la fuerza del pecado, con
una clara referencia a Adán, y fruto de esta fuerza existe la muerte. Por
tanto, para él el pecado es algo que no se comparte, es individual, lo que hace
colectivo es que desde Adán hay una fuerza interior que impulsa al hombre a
pecar y trae como consecuencia el morir.
Lo que él llama la fuerza del mal, es la unión del pecado
de Adán mas el pecado individual de todos los hombres que impulsa por
solidaridad a unos y otros al pecado. Puesto que aunque el pecado entró en el
mundo por Adán, también cada hombre individual (judío o no) ha seguido
ratificando este primer pecado con su acción y fomentando además la fuerza de
este mal que pasa de unos a otros.
Aunque este dinamismo oscuro y negativo, es superado por la
Gracia de Cristo que es más fuerte que el mal y su fuerza de muerte. El hombre
se inserta por tanto en dos dinamismos, escoger el camino del mal o del bien.
Ambos con sus fuerzas e impulsos que lleva al hombre a tener que decidir por
cual se deja llevar. La gracia es el poder que Dios ha introducido en el mundo
para compensar el mal y que entra a través de Cristo que libra de los pecados
personales e individuales así como de la fuerza del pecado, al insertarnos en
su reino de salvación que es la Iglesia.
En resumen podríamos concluir afirmando que los pecados individuales,
junto con el pecado primero de Adán, conlleva a la existencia de un dinamismo
de muerte, una fuerza, que conduce a los hombres en general, a toda la
humanidad, a la perdición, a la continuación de la muerte y el pecado. El
pecado es el alejamiento de Dios/Jesús y el renunciar a su fuerza que es la
resurrección y la Gracia. Por tanto hay que seguir en la obediencia a Jesús que
impulsa a un dinamismo de Gracia y salvación que libera a la humanidad de estar
encerrada en la condenación del pecado.
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