jueves, 8 de marzo de 2012

Reflexión sobre: El sexo excluido. Mujer y participación política

El profesor García Escribano nos ilustra en este artículo sobre el papel que juega y ha jugado en los últimos años la mujer en el contexto político español e internacional. En este artículo podemos vislumbrar los grandes avances en el pensamiento político que nos han llevado a que en la actualidad los datos de participación igualen a hombres y mujeres, incluso esta última supera al primero en ciertas estadísticas. Desde que Simone de Beauvoir deconstruyera el concepto mismo de mujer: “La mujer no nace se hace”, hemos ido avanzado en la naturaleza política de la participación femenina en las tomas de decisiones, pudiendo a día de hoy estudiar la acción de mujeres en las grandes esferas políticas como Indira Ghandi en la India o Angela Merkel en Alemania.

Pero en el caso de España la consagración de la mujer en la participación política, a mi entender, no se verá plena (a pesar de los datos de participación electoral en el año 2008 ) hasta que no superemos la concepción de que la mujer es más débil que el hombre, debido a que en nuestra concepción social nos es más difícil ver a la mujer como una buena contrincante política contra un hombre. El mejor caso de esta concepción débil de la mujer la encontramos en el declinamiento de Carme Chacón en la candidatura a las elecciones generales en pro de Alfredo Pérez Rubalcaba, concibiendo a este último como un varón fuerte y legitimado por la experiencia que da la edad, frente a una Chacón débil e incapaz de cosechar buenos resultados.

Además coincido con Ronald Inglehart el cual apuesta por la educación para conseguir no solo el aumento de participación de la mujer en la política, sino también a la aceptación del hombre a luchar por puestos políticos en igualdad con la mujer. Solo con una buena educación conseguiríamos acabar con el valor de debilidad de la mujer en la esfera política y empezaríamos a ver a líderes nacionales de sexo femenino en los partidos mayoritarios como candidatas a la presidencia española y no como las segunda del partido que otorgan un contrapeso al líder masculino que es el valor fuerza, frente a una mujer que sería el valor racional. Este ejemplo de mujer que contrarresta las acciones del líder varón la hemos podido observar en los últimos años en la disyuntiva de trabajo preponderado de Zapatero- De la Vega, o Rajoy- De Cospedal.

Aunque hemos de ser cautos con las estadísticas y también plausibles cuando observamos las mejoras en el interés femenino por los cauces de participación y darle un sentido crítico a esa capacidad de organización que la mujer está dando a nuestro sistema político, no solamente con la gran cantidad de líderes femeninas en las comunidades autónomas (Esperanza Aguirre y Luisa Fernanda Rudi, por ejemplo) y en las grandes ciudades españolas (Como Rita Barberá en Valencia), sino con la labor de las mismas en ministerios (Chacón o Leire Pajín, por ejemplo) y en muchos organismos estatales y regionales que configuran la política nacional.

En definitiva el “homo político” español tiene que empezar a desprenderse de la falsa concepción de que la mujer es débil en un enfrentamiento con un hombre en la arena política y empezar a vislumbrar una igualdad, no solo formal, sino material en nuestra política nacional y tal vez en un futuro no muy lejano España podrá presumir de una presidenta como la actual canciller alemana, Angela Merkel, la cual nos demuestra que se puede liderar no solo un país sino un continente entero como Europa. Pero para ello hemos de empezar cambiando nuestra escala de valores y eso necesita de seguir hondando en la educación. A día de hoy, ya no precisamos de más educación formal sino que tenemos que demostrarnos a nosotros mismos de esa educación hecha material enseñándonos que en este país podemos contar con más líderes femeninas a nivel nacional como el ejemplo de Rosa Díez. Necesitamos de mujeres capaces de liderar un partido y de apostar por un futuro en el que hombres y mujeres puedan enfrentarse en una escala de valores políticos para la sociedad española justa e igualitaria.

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