jueves, 8 de marzo de 2012

Reflexión sobre: La cultura política de las mujeres

¿Está el hombre más interesado en la política que la mujer? Creo que esta sería la pregunta que surge cuando al leer el texto y observar las tablas comparativas surge al lector. Pero la respuesta a esta afirmación no es sencilla. Para darle una reflexión coherente a este proceso político de interés en la cosa pública habría que realizar un estudio intenso de la sociedad, sus valores y sus principios.

Ya desde la antigüedad el “ser político” quedaba reservado al género masculino, discriminando al femenino de la esfera pública. El género femenino tradicionalmente ha estado relegado a la esfera privada de la casa. Por este motivo podría empezar a vislumbrarse una pequeña hipótesis de porque el interés y la participación políticas son mayoritariamente masculinas. La mujer tradicionalmente se ha encargado de las labores del hogar mientras que el hombre de las labores sociales. Esta desigualdad de condiciones para acceder a los cauces de participación es lo que ha llevado a la creación de teorías igualitarias basadas en la concesión de privilegios y facilidades para la acción participativa de las mujeres en la política.

A pesar de encontrarnos ante un proceso por el cual jurídicamente ya se alcanzan facilidades para el acceso de la mujer a los canales de participación, nos “chocamos” con las estadísticas del bajo interés que muchas de las mujeres tienen de la “cosa pública” y esto se debe a que la “resocialización” de la sociedad (cabe destacar que esta parte de la reflexión está orientada a la sociedad española) no se ha producido plenamente a día de hoy. Ya que las desigualdades del ámbito privado, los hogares, siguen saltando a la esfera pública. Es decir, hoy en día sigue teniendo la mujer, a pesar de todos los avances sociales y culturales, un papel eminentemente como señora de su casa y madre de sus hijos. Estando el hombre más “libre” para poder ocuparse de la política.

Por ello debemos seguir avanzando por la senda de la cultura social para concienciar a una sociedad todavía muy “falocéntrica” (utilizando terminología del movimiento feminista) y crear un sistema de pensamiento que impulse a esa “cultura cívica” a tener al hombre y a la mujer en la igualdad material de acción política. De esta forma llegará el día en que frecuentemente hablarán y participarán de política los hombres y las mujeres en los mismos niveles.

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