martes, 5 de agosto de 2025

La evolución del Papado en la Alta Edad Media

A partir del papado de Gregorio VII se busca acabar con ciertas prácticas que habían desvirtuado el sentido originario de la Iglesia. Hacía falta una reforma moral del clero (que había caído en prácticas como el nicolaísmo o la simonía) y también era necesaria una liberación eclesial de los poderes políticos (pues las fronteras entre lo político y lo religioso se habían difuminado demasiado).

La base de esta reforma comenzó por declarar de una manera directa la primacía de Roma sobre el resto de poderes tanto políticos como religiosos. Se tenía hasta entonces la idea de que la Iglesia era una federación de diócesis donde cada obispo mandaba en su territorio sin injerencia en los otros. Pero con la reforma gregoriana, se comienza a tener una injerencia de la diócesis de Roma en el gobierno de las otras diócesis, acogiéndose a su primacía sobre las demás.

Gregorio VII comenzó la reforma a partir de un documento llamado dictatus papae donde recogía en 27 disposiciones su ideario político-religioso para la Iglesia. Establecía que el papa era la fuente del Derecho Canónico, tiene la capacidad para deponer y cambiar a los obispos de sedes, es el Papa el que puede mandar legados al mundo entero. Se crea una concepción de diócesis única en la que el Papado puede deponer al emperador o cualquier miembro de la Iglesia.

Esta nueva concepción del papado va a hacer que se inicie una guerra por las investiduras entre el papado y el emperador que acaba con el Concordato de Worms (1122) por el que el emperador renuncia al nombramiento de los obispos pero se reserva la investidura laica (bienes materiales). Fruto de estas luchas el papado consigue posicionarse con el liderazgo de Europa, que se pondrá en marcha con la celebración de concilios.

Calixto II convocará el Concilio I de Letrán en el que se prohibió el matrimonio de eclesiásticos, se condenó la simonía, se protegió a las cruzados y se decretó la excomunión para los que adquirieran bienes de la Iglesia.

El siguiente paso en las reformas será definir la elección pontificia, es decir, el nombramiento del obispo de Roma. Para ello se crea el colegio cardenalicio en el III Concilio de Letrán que elegía al Papa con 2/3 de los electores. Se buscaba, por medio del cónclave, que no hubiera injerencia política en esta decisión.

Por último, Inocencio III llevará a cabo otra reforma, unida a las anteriores. En el IV Concilio de Letrán cierra todas estas reformas anteriores. Sitúa al Papa a la cabeza de la cristiandad, el poder del emperador se ejerce como participante de la comunidad cristiana, de la que el Papa es la cabeza. Esta soberanía quedará reflejada en la Plenitudo Potestatis. El Papa no es solo sucesor de Pedro, sino que también es Vicario de Cristo. Así que como vicario de Cristo goza de la infalibilidad del papa, define qué es verdad y qué no. Así se convierte en detentador de un poder divino que está por encima de todos los demás poderes.

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