jueves, 12 de febrero de 2015

Notas sobre el Ser en el libro XII de la Metafísica de Aristóteles

En el libro XII de la Metafísica de Aristóteles nos encontramos con un análisis de la esencia de las cosas. Aristóteles sitúa la esencia como objeto de estudio a la hora de hondar en la búsqueda de los principios y las causas de todo. Hablará por tanto, de la existencia de tres tipos de esencias: dos sensibles y una suprasensible que es el Ser supremo o Dios. Aunque a esta conclusión llega al final del libro XII, tras un análisis de las esencias y la existencia de las mismas.
El ser es la esencia máxima que dota de sentido al resto de esencias del mundo. El ser nos lo presenta ya desde el primer punto de su comentario metafísico como una esencia inmóvil e independiente de otras esencias. por este motivo, el ser no tiene ningún principio que sea común a la propia esencia suprasensible o a las otras dos esencias sensibles que forman el resto del mundo.
Hablando de los principios de los seres sensibles observamos que las causas de todo lo que existe, de todas las demás cosas, son las sustancias que pueden existir aparte. El Ser, Dios, es la sustancia suprema que vive aparte de cualquier otra sustancia. Es la suma sustancia, y la máxima esencia que no necesita de otra para existir.
Pero al ver la existencia de los seres sensibles, nos damos cuenta de que esta esencia primera necesariamente tiene que ser inmóvil. Pues Aristóteles afirma que lo cambiante no puede ser eterno, sino que está sometido a los procesos de generación y corrupción. Esta invariabilidad del ser es lo que le hace ser el primer motor de todo lo que se mueve, de todo lo que habita el mundo sensible.
Este primer motor que mueve sin ser movido es Dios. A partir de llegar a la conclusión de Dios como el primer motor, Aristóteles lo catalogará como:
-         Esencia pura y actividad pura. No es un ser en potencia sino en continuo acto, es un presente continuo.
-         Su motor es el del amor, mueve sin ser movido pues todo lo sostiene en esa tensión que se crea entre el ser amante y el objeto amado.
-         Además como ser necesario es el sumo bien. Posee la facultad de ser el bien al que todo lo demás aspira.
-         Por último hay que señalar que es la inteligencia perfecta, que se piensa a sí mismo. Siendo feliz en su propio pensamiento eterno y perfecto

Por tanto llegamos a la conclusión, junto con Aristóteles, de que Dios sería el ser supremo. Que existe porque es necesario y siendo necesario es inmóvil, eterno, poseen la esencia pura y la actividad pura. Mueve a todas las cosas por amor siendo el sumo bien; y posee la felicidad perpetua pensándose a sí mismo.

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