En el libro XII de la
Metafísica de Aristóteles nos encontramos con un análisis de la esencia de las
cosas. Aristóteles sitúa la esencia como objeto de estudio a la hora de hondar
en la búsqueda de los principios y las causas de todo. Hablará por tanto, de la
existencia de tres tipos de esencias: dos sensibles y una suprasensible que es
el Ser supremo o Dios. Aunque a esta conclusión llega al final del libro XII,
tras un análisis de las esencias y la existencia de las mismas.
El ser es la esencia
máxima que dota de sentido al resto de esencias del mundo. El ser nos lo
presenta ya desde el primer punto de su comentario metafísico como una esencia
inmóvil e independiente de otras esencias. por este motivo, el ser no tiene
ningún principio que sea común a la propia esencia suprasensible o a las otras
dos esencias sensibles que forman el resto del mundo.
Hablando de los
principios de los seres sensibles observamos que las causas de todo lo que
existe, de todas las demás cosas, son las sustancias que pueden existir aparte.
El Ser, Dios, es la sustancia suprema que vive aparte de cualquier otra
sustancia. Es la suma sustancia, y la máxima esencia que no necesita de otra
para existir.
Pero al ver la
existencia de los seres sensibles, nos damos cuenta de que esta esencia primera
necesariamente tiene que ser inmóvil. Pues Aristóteles afirma que lo cambiante
no puede ser eterno, sino que está sometido a los procesos de generación y
corrupción. Esta invariabilidad del ser es lo que le hace ser el primer motor
de todo lo que se mueve, de todo lo que habita el mundo sensible.
Este primer motor que
mueve sin ser movido es Dios. A partir de llegar a la conclusión de Dios como
el primer motor, Aristóteles lo catalogará como:
-
Esencia pura y actividad pura. No es un
ser en potencia sino en continuo acto, es un presente continuo.
-
Su motor es el del amor, mueve sin ser
movido pues todo lo sostiene en esa tensión que se crea entre el ser amante y
el objeto amado.
-
Además como ser necesario es el sumo
bien. Posee la facultad de ser el bien al que todo lo demás aspira.
-
Por último hay que señalar que es la
inteligencia perfecta, que se piensa a sí mismo. Siendo feliz en su propio pensamiento
eterno y perfecto
Por tanto llegamos a
la conclusión, junto con Aristóteles, de que Dios sería el ser supremo. Que
existe porque es necesario y siendo necesario es inmóvil, eterno, poseen la
esencia pura y la actividad pura. Mueve a todas las cosas por amor siendo el
sumo bien; y posee la felicidad perpetua pensándose a sí mismo.
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