Von Balthasar
presenta en su obra Teológica I, la verdad del mundo. Trata de este
trascendental del ser (la verdad) como algo que se descubre al contacto con
ella. Para él la verdad será algo innato pero que tan solo se puede decir al
contacto con ella, al igual que el agua al nadar o el amor al experimentarse.
De manera que existirían dos formas de acercarse a esta verdad: como la verdad
del mundo que nos rodea, tema tratado por la filosofía; y como la verdad
revelada por Dios, tratado por la teología. Balthasar propone una unión entre
ambas disciplinas para alcanzar el estudio de la Verdad como propiedad del Ser
y del conocimiento.
Por este motivo, y
justificado el objetivo de este texto, vamos a ver a lo largo del siguiente
comentario tres ideas sobre la verdad que se irán desarrollando: Por un lado
que suponen las dudas y el escepticismo hacia la verdad, que ocurre con la
doble perspectiva griega y judía del preconcepto de verdad y, por último,
veremos la relación de implicación que supone el objeto-sujeto de la verdad.
Para ello debemos
volver a la ya citada concepción de que el hombre tiene la idea de Verdad
innata, lo cual no quiere decir que pueda someterla a duda. Pero no es una duda
escéptica, sino una duda de que pueda existir una verdad general a través de
las dudas particulares que se generan. La duda escéptica por su parte, sería el
dudar de todo, aunque para ello deberé comenzar afirmando al menos que es
verdad que existo y que hay un acto de pensar. Por tanto hay algo que es
verdad.
De esta manera, a
través del acto de pensar, el ser aparece. Decir que el ser aparece se
desarrolla en una idea doble, por un lado vemos el Ser y por otro el aparece.
Por tanto afirmamos que el ser existe, y que a su vez es cognoscible la verdad
de éste.
El ser se devela ante
un alguien, que es un sujeto, con indiferencia de la carga que podamos darle al
objeto develado que es el ser. De esta forma aparece ante nosotros la doble
perspectiva griega y judía. Para los griegos el preconcepto de verdad sería un
Ser que no es oculto, y que por tanto se puede captar, aprehender, es el
aletheia. Para los judíos, además el ser es emet, es decir, fiabilidad y
confianza. Por tanto el ser no es algo oculto y además es algo que nos da
confianza y fiabilidad. Se abre por tanto el camino hacia la verdad como algo
que no es oculto y que es fiable.
Este camino que abre
la verdad conduciría a una verdad más amplia aún. No se encierra en sí misma,
sino que la verdad explosiona hacia la exterioridad, hacia lo otro. Sale de sí
misma.
Esta salida de sí es
la que nos conduce a una relación de implicación entre el sujeto y el objeto.
Mediante la relación observamos que el objeto es comprendido en el propio
sujeto y a la vez el sujeto es introducido en el mundo por el objeto. Esta
relación nos lleva a plantear que el conocimiento mundano no puede ser un
simple medir, ni el conocimiento divino un mero creador. Sino que la verdad
consiste en la duplicidad que se genera del medir y del ser medido. De la unión
de relación entre ambos conocimientos, que nos llevarían a la verdad.
Por tanto el
recorrido a seguir sería en tres pasos, según Balthasar:
1º Reconocer que la
Verdad no es algo oculto, sino algo que se puede conocer y alcanzar.
2º El Ser se desvela
en totalidad de manera potencial, y no parcialmente.
3º Existe una
polaridad entre el sujeto y el objeto que hace por un lado que el sujeto sea
introducido en el mundo de la verdad; y además, el objeto otea y juzga al
sujeto..
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