jueves, 28 de enero de 2010

Reflexión sobre la globalización

Este es un hecho que en nuestra sociedad trata ya de una realidad más que evidente. La llamada Globalización, ha logrado que a su alrededor nazcan corrientes de pensadores e ideas que defiendan unas posturas a favor y/o en contra. Pero antes de posicionarse hay que estudiar los argumentos que estas personas oscilan para decantarse dentro del grupo pro-globalización o anti-globalización.
Para ilustrar estas ideas se ha procedido al visionado de los documentales: “La globalización es buena” y “Otro mundo es posible”, en los cuales se observan las posturas a favor y en contra de este movimiento globalizador.
A favor se observa que gracias a la globalización, países paupérrimos pueden optar a un atisbo de riqueza y bienestar, gracias a su crecimiento económico. Por ejemplo en China hay personas pobres que pueden optar a abandonar el subdesarrollado mundo agrario para acceder a las inmensas ciudades persiguiendo el sueño de la industria nacional. Esto nos hace ver un desarrollo industrial, productivo y, además, económico. Además gracias a este proceso globalizador se puede mantener el progreso en los países desarrollados, como Europa Occidental o Estados Unidos, y generar este bienestar en países infra-desarrollados como los africanos, que actualmente pueden optar incluso al uso sistemático de teléfonos móviles. Para los defensores de la globalización esta es buena, y lo es porque es ella la que consigue los avances científicos y la que otorga que la información llegue mucho más rápido desde un lado del mundo a otro. Ellos defienden la globalización como símbolo del futuro.
En contra, sin embargo, se observan cambios, en la mayoría contrarios a los argumentos a favor. Para los defensores de la no-globalización del mundo, este proceso no es más que símbolo de hambre y miseria. Ya que el antiglobalización piensa que el malestar que se produce en el mundo actual, es decir, la pobreza en África o América latina, la falta de medios que frenan el progreso en la India o el engaño al que es llevado la población mundial por la desinformación, es a causa de la globalización. Por ello sus argumentos en contra de este proceso es que este es el culpable de la falta de ayuda al progreso en el mundo subdesarrollado, es causa del hambre, es un medio de engaño a la sociedad para promover el consumismo….
Tras comprobar las dos posturas hacia la globalización, tan solo queda hacer un análisis crítico de la misma y sacar conclusiones. Por ello a la hora de tomar una posición ante este fenómeno no queda más que ser objetivo y decir que la globalización no solo es necesaria sino que es buena y útil. Ya que gracias a ella se consigue que internet traspase fronteras, que la información avance por segundos y que el progreso de la humanidad se haga cuantitativo en nuestros días. Aunque he de señalar que si bien la globalización es buena, hay que tener en cuenta que se está imponiendo mal. Esta mala praxis es la que hace que se generen las diferencias sociales entre unos mundos y otros, ya que la globalización se está extendiendo, pero en lugar de extenderse al completo se está haciendo de manera desigual, según los territorios del mundo y, además, los que la están importando lo hacen de muy mala manera. Esto se debe a que se está globalizando antes el consumo de productos como la coca-cola producido por las grandes multinacionales y no se está globalizando, por ejemplo el derecho a la idea de sanidad pública tal y como la conocemos en Europa. Es decir, se está globalizando más mal que bien, y se está además creando, por medio de esta vasta globalización una falta muy fuerte de valores. Gran fallo también de este proceso, es el intentar cambiar los valores éticos y morales de los pueblos por los valores occidentales, que no siempre encajan dentro de las sociedades ajenas a la vieja Europa o la consolidada democracia estadounidense.
Por ello se ha de ser cauto a la hora de hablar de globalización y hay que tener claro que es lo que se está globalizando. No se debe olvidar que en definitiva, la globalización no es más que un intento de unificar el mundo bajo unos mismos criterios culturales, medios ambientales, tecnológicos, etc., y esto hace que el proceso globalizador caiga en manos de empresas que busquen más que una globalización un gran sector de consumidores e intenten hacer negocio de dónde no lo hay. De esta forma habrá lugares en los que la educación o la sanidad no sean importantes o no estén desarrollados y sin embargo, Mac-Donald sea un gran importador de carne. Esto creará en esa zona que empresas extranjeras intenten con la falsa idea de globalizar la zona la explotación del lugar generando una pobreza mayor del lugar, mientras que si esta misma globalización la hicieran desde los gobiernos sin mirar intereses particulares, la globalización erradicaría enfermedades, arreglaría el hambre en el mundo y serviría de sobra para cubrir los intereses particulares de los habitantes del globo terrestre. Para ello la globalización ha de importar teléfonos móviles a la par que comida, educación, sanidad y progreso.
Además si se consiguiera globalizar todo esto se conseguiría que, a grandes rasgos, todos se ayudaran mutuamente. Esto es lo que ocurre, por ejemplo en los países democráticos con la globalización económica. Gracias a esta globalización económica una subida en la bolsa de EEUU puede lograr una subida en la economía de países como España o Reino Unido. A la vez que estos cambios en las bolsas pueden afectar negativamente. Si toda la economía mundial estuviera a día de hoy, globalizada a todo el mundo hubiera afectado la crisis actual, pero de seguro vivirían la mayoría en democracias de derecho y no en las condiciones paupérrimas a las que actualmente se ven condenadas. De esta forma se lograría que cuando la crisis cíclica que estamos sufriendo se atenuara o desapareciera estos países mejorarían con el resto y no permanecerían tal y como están.
La globalización es un tema muy delicado porque si no se hace bien puede causar daños en los lugares más frágiles del planeta, pero que si se despacha bien puede ser un enriquecimiento mundial de grandes y pequeños, fuertes y débiles. Hay que ser globalizador pero con los pies en el suelo y la cabeza sobre los hombros para lograr globalizar el bienestar del mundo del progreso sin perder la cultura y valores de los países globalizados; y ante todo llevar la educación a cualquier lugar del mundo para que los individuos no puedan ser engañados por la falsa publicidad ni sirvan para menosprecio de una sociedad esclava de la moda.

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