A partir del Siglo IV y durante la Edad Media, va a desarrollarse la creación de un corpus cultural cristiano. Impulsado por los miembros intelectuales de la Iglesia, que estaban repartidos entre los diferentes monasterios de Europa, lugares donde se refugió el saber durante estos siglos.
Se genera entre estos monasterios una disputa sobre la idoneidad de aceptar o rechazar la filosofía grecorromana, ya que si bien desconocía la revelación de Dios, si había sido la base del pensamiento de los Padres de la Iglesia. Nace así una nueva concepción del mundo y del hombre, que estaba en contradicción con la filosofía clásica anterior. Por ello, intentan armonizar el pensamiento de los humanistas paganos con la fe cristiana.
Para lograr este objetivo se van a apoyar en tres postulados principales:
1. Hace falta una lengua común para desarrollar y transmitir el pensamiento nuevo, para eso se escoge el latín. Pero esto traerá como consecuencia un mayor distanciamiento entre Oriente, que conserva el griego, y Occidente. Además conforme las fronteras del imperio de occidente se van estrechando, la lengua latina fue perdiendo terreno de expansión, quedando relegada a las fronteras del cada vez más maltrecho imperio romano de occidente. De manera que se forzó al desarrollo de una lengua hablada que se iba fragmentando en lenguas particulares, con la propia fragmentación política. Se genera a su vez un enciclopedismo latino.
2. Se eligen unos centros donde poder guardar y enseñar esta nueva cultura, los monasterios. Los monasterios serán el lugar de encuentro con la cultura y la educación, especialmente a partir del siglo VI cuando se produce un abandono de las ciudades y, por ende, de las escuelas urbanas. Esto causó que el monopolio de la educación se centrara en las escuelas episcopales y, generalmente, en los monasterios. Con la particularidad de que estos centros estaba destinado a clérigos, con una finalidad misionera y no buscaban una gran preparación para anunciar el mensaje cristiano. Además, aunque no negaban la cultura clásica, la secundaron al estudio de la Biblia y de la Patrística, que consideraban más importante.
3. Se va a generar un diseño curricular y una selección de materiales básicos para aprender esta nueva cultura. Este modo de estudio consistirá en el desarrollo del Trívium (gramática, retórica y dialéctica) y el Quadrivium (aritmética, geometría, música y astronomía). De estas disciplinas la gramática se centraba en la sintaxis y la morfología de las palabras; mientras que la retórica se centró en prácticas pastorales. Las otras materias se conservaron, tomando citas de los clásicos al servicio de la retórica pastoral.
Todas estas innovaciones y propuestas culturales van a fraguar el corpus cultural cristiano entre los siglos IV al VII apoyado por autores como Boecio, Gregorio Magno, Isidoro de Sevilla, entre otros. Prolongándose su influencia, hasta la recepción del aristotelismo ya en el Siglo XII.
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