En 1517, un monje agustino alemán y profesor de teología llamado Martín Lutero, publica en Wittenberg (Alemania), un documento conocido popularmente como las 95 Tesis. En este escrito va a denunciar la corrupción de la Iglesia en su época. Lutero pone sus Tesis frente a la práctica de ventas de indulgencias y de abusos del poder en la Iglesia. Para engrandecer la ciudad de Roma, y el poder del Papado, se habían implementado en la Iglesia una serie de abusos económicos contra la población. También existía un mercado de compras y ventas de cargos públicos por los obispos alemanes. Contra esto se revela Lutero y en este escrito va a plasmar unas Tesis que crearán un ambiente de protesta entre los teólogos y pensadores de la época criticando los abusos eclesiales.
Pero verdaderamente esto fue solo una propuesta del monje agustino. La verdadera chisma donde se va a fraguar la protesta contra la Iglesia de Roma, que concluirá con el cisma protestante, será en la conocida como disputa de Leipzig. La cual se llevó a cabo entre junio y julio de 1519 en la ciudad alemana de Leipzig, donde se fraguaron argumentos concretos en contra de la Iglesia jerárquica, que en las 95 Tesis, Lutero solo enumeraba como posibilidad.
La disputa de Leipzig fue un debate en el que se invitó a participar a Lutero para que tratara de defender las posiciones de sus Tesis; y frente a él, se debatían los argumentos de uno de los mayores defensores de la ortodoxia católica de la época, el escolástico y teólogo dominico Johannes Eck.
La idea de esta disputa consistía en poner a Lutero en la tesitura de tener que defender sus argumentos ante uno de los teólogos más reconocidos del momento. Buscándose siempre que el monje agustino cayera en las trampas del teólogo dominico. La mayor de estas trampas consistió en que si en un principio se acordó que iban a tratar los temas expuestos en las 95 Tesis, después el debate giró en torno a la doctrina del propio Lutero. Ya no eran ideas plasmadas en un documento, sino el mismo pensamiento del autor lo que se debía someter a juicio.
Lutero lejos de cambiar sus opiniones vertidas en las Tesis, aprovecha esta disputa para ahondar en sus planteamientos. Expone sistemáticamente cuál es su doctrina frente a la defendida por los teólogos escolásticos; critica duramente los abusos de la Iglesia; pone en duda la autoridad del Papado y, a su vez niega la infalibilidad de los Concilios y del papado. Aprovecha para exaltar su propia experiencia personal de fe al declarar que lo único que justifica a un fiel son la fe, la gracia y las Escrituras.
Esta disputa supone el detonante de la ruptura con la Iglesia Católica, al afirmar Lutero que el hombre se basta solo con su fe para salvarse, negando la intermediación eclesial. Por tanto, a partir de ahora se consolida la ruptura con los católicos y gracias a esta disputa Lutero pudo hacer públicas las bases de su pensamiento, más allá de su escrito primero.
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