1) Síntesis del libro de Josué y
Jueces de la Biblia
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Josué:
En
el libro de Josué se nos narra la conquista del pueblo de Israel que acaba de
estar 40 años vagando por el desierto después de salir liberados de Egipto. El
libro comienza con la muerte del que hasta entonces había sido el guía del
pueblo, Moisés. Se hace cargo de la dirección del pueblo Josué con el mandato
de Dios de que cumpla siempre la Ley y para que prepare al pueblo para cruzar
el río Jordán y tomar posesión de la tierra prometida. Todas las tribus toman
partida de ésta conquista, incluidas las que se encontraban ya asentadas en
Cisjordania.
Josué
manda dos espías a Jericó antes de la batalla y una prostituta llamada Rajab
los protege y les dice que la defiendan a ella y su familia cuando la batalla
de Jericó. Al parecer el pueblo les tenía miedo y reconocían la autoridad del
Dios de los israelitas sobre el resto de dioses. Bajan por una ventana los
espías con la promesa de defender solo a la familia de Rajab.
Josué
les dice a los levitas que lleven el arca de la alianza y que el pueblo les
siga hacia la batalla. Para cruzar el Jordán el Señor obra el milagro de que se
pare el cauce del río hasta que pasen todos los israelitas.
Los
israelitas tienen que poner por mandato de Dios 12 piedras en el río, una por
cada tribu para recordar el milagro que Dios hizo allí. Tambien tienen que
poner 12 piedras en el lado este de Jericó donde se asientan antes de la
batalla.
Josué
manda circuncidar a todos los israelitas en Guilgal ya que habían muerto todos
los israelitas que salieron de Egipto y éstos sus descendientes no estaban
circuncidados. Entonces se aparece un ángel como mensaje de Dios y le pide a
Josué que se descalce pues pisa tierra sagrada. El mensajero le dice que tienen
que dar una vuelta a la ciudad de Jericó con 7 sacerdotes durante 6 días
seguidos y tocar las trompetas, precedidos por el arca de la alianza. Al 7º día
darán 7 vueltas y en la última caerán las murallas y conquistaran la ciudad.
Así
ocurre y matan a todos los habitantes menos a Ajab y su familia. Todas las
posesiones de la ciudad pasan a ser de Dios. Jericó es declarada maldita y
nadie podrá nunca reconstruirla.
Uno
de los israelitas desobedece el mandato de Dios y se guarda posesiones de
Jericó (un manto y unos lingotes de oro) por eso el señor les dice que han
desobedecido sus mandatos. Josué arregla el problema eligiendo una familia al
azar y por gracia de Dios descubre quien se ha quedado las cosas y lo soluciona
matando a ésta familia y quemando las posesiones.
Después
los israelitas tendieron una emboscada sobre Ay y el Señor les mandó tomar y
quemar la ciudad pero quedándose el pueblo de Israel con el ganado y el botín
de guerra. De ésta forma si pudieron quedarse ésta vez con las cosas del pueblo
conquistado. Al rey de allí lo ahorcaron de un árbol y lo tiraron amontonado de
piedras a la puerta de la ciudad.
Los
habitantes de Gabaón se enteran de esto y se presentan ante Josué como si
vinieran de una tierra muy lejana para servirles como esclavos, enterados de
las proezas de Israel y su señor. Entonces descubren que les han engañado y no
vienen de lejos sino de una ciudad cercana. Pero les perdonan la vida por el
juramento que les habían realizado de que les sirvieran de esclavos. Por eso
los ponen de aguadores y leñadores del templo.
Posterior
a ese suceso ocurre la conquista de las ciudades del sur que se unen sus cinco
reyes para atacar a los israelitas, pero Israel gana y los 5 reyes s ocultan en
una cueva, Josué los mata y destruye sus ciudades. Aunque en el mismo relato se
cuenta que destruyen una a una las ciudades primero y después mata a los reyes
en ellas y no en la cueva.
Tras
la conquista del sur atacan el norte y siguiendo la orden de Dios a Moisés los
quemaron a todos y por eso después de aquello quedaron en paz. Se reparten las
tierras entre las 7 tribus que faltaban por tener territorios y lo hacen por
sorteo. Jerusalén le toca a la tribu de Benjamín.
El
libro acaba con Josué que está muy anciano y avisa a todos los israelitas para
que no se aparten de Dios a su muerte o los castigará quitándoles la tierra que
han conquistado con su ayuda. Después aparece otro último discurso de Josué en
el que reúne a todos en el centro de palestina, en Siquén, para decirles en
nombre de Dios todo lo que han conseguido con su ayuda y para que realicen un
juramento de fidelidad a Dios. Josué les pide que dejen de adorar a otros
dioses, les da leyes y coloca una piedra para recordarles este juramento de
fidelidad.
Muere
Josué y el pueblo sirve a Dios durante el mandato de éste y el de sus ancianos
herederos. Se entierran los huesos de José en Siquén y a Eleazar, hijo de Aarón
se le entierra en Guibeá.
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Jueces:
Tras
la muerte de Josué los israelitas por tribus deciden continuar la conquista de
la tierra prometida y por eso continúan luchando contra los pueblos de
alrededor. Ahora el relato explica porque existen territorios no conquistados y
como éste es el motivo de que allí pervivan Amorreos y Cananeos que serán
sometidos a trabajos forzados por los israelitas.
En
cuanto a la fe del pueblo en Dios ésta se pierde al morir Josué y los ancianos
del pueblo y por eso cuando empiezan a adorar a otros dioses Dios les retira el
favor, perdiendo varios territorios ya conquistados. Fueron condenados por Dios
a caer en manos de otros pueblos y el Señor les castigaba con guerras perdidas
debido a ésta impiedad. Se crean entonces unos caudillos locales (Jueces) que
contaban con el favor de Dios frente al pueblo en momentos de peligro.
Cuenta
la historia de la tribu de Dan, con Micá que toma a un Levita venido de Belén y
lo adopta como hijo suyo y sacerdote de su santuario. Pero un día un grupo de
Danitas atacan la casa de Micá, le roban y se lo llevan todo, incluido el
sacerdote levita. La Biblia recalca mucho que en ésta época no había rey de
Israel y cada cual hacía lo que quería.
También
se cuenta el crimen cometido
por
la tribu de Benjamín cuando matan a la concubina de un levita que trasnochaba
en Guibeá. Debido a éste ultraje se unen el resto de las tribus para dar
castigo al pueblo de Guibeá y luchan para matar a todos los habitantes de éste
pueblo. Posteriormente los perdonaran y como les habían dejado sin mujeres les
mandan a raptar a unas y a llevárselas con ellos.
2) Síntesis de los capítulos 3 y 4 de
FINKELSTEIN, I.-SILBERMAN, N.A., La
Biblia desenterrada
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Capítulo 3. La conquista de Canaán:
En
éste capítulo los autores relatan en primer término un resumen de los pasajes
bíblicos comentados con anterioridad en éste mismo trabajo. Así empiezan ellos
ha encuadrar la historia bíblica para intentar ver si es histórico lo que se
cuenta o pueden tener algo de histórico.
La
arqueología y el estudio de documentos de la época (aprox. 1200 a.c.) demuestra
que existían israelitas, o al menos un pueblo llamado Israel en la zona, pero
que carece de sentido que hagan guerras relámpago como las que comenta la
Biblia. Además los textos no mencionan la existencia de egipcios fuera de
Egipto, pero esa zona era controlada por los egipcios como demuestran las
investigaciones. Además las ciudades eran muy pequeñas (los campesinos vivían
en poblados dispersos) y no tenían murallas.
Los
reyes de la época tenían muy escaso poder y se ve en las cartas conservadas de
la época que pedían para las guerras entre 50 y 100 soldados para defender sus
ciudades. Tenían, éstos reyes, que pagar impuestos al faraón de Egipto. Los
restos arqueológicos en la zona muestran jeroglíficos egipcios en las columnas
de las construcciones.
Albright
estudió el terreno en el que supuestamente habría estado el Israel de Josué.
Encontró una pequeña ciudad incendiada y que había sido habitada por Israelitas
posterior al incendio. Todos los descubrimientos parecían ajustarse al relato
bíblico. Incluso los posteriores hasta los años de 1950. También hay nombres de
reyes que coinciden con los de la Biblia, o parecen coincidir, en las vecinas
ciudades cananeas.
Se
descubre que Jericó nunca fue grande ni tuvo murallas, por lo que es imposible
que la conquista de la ciudad se realizara como lo pone en la Biblia. De igual
modo hay que valorar las conquistas de las otras ciudades que tampoco coinciden
con las relatadas en la Biblia.
En
ésta época que se está tratando se produce una crisis en todo el territorio, lo
que lleva a pensar que Palestina estaba cayendo de su prosperidad anterior.
Sobre todo en manos de Egipto que se alza como el máximo imperio de la época.
También aparece el imperio Hitita (actual Turquía), que compartirá frontera con
Egipto en Palestina. Para asegurarse la paz, Ramsés II casará con una princesa
Hitita. Del sur de Grcia aparecerá a su vez, una próspera civilización que
inspirará la Ilíada y la Odisea, los Micenos. Muchas riquezas se manejaban en
ésta época y había un comercio de bienes de lujos controlado por los reyes
locales y Egipto.
Pero
aproximadamente en el año 1200 a.c. se produce un cambio en la economía y esto
conlleva a que se abandonen los pueblos y pierdan valor las ciudades que hasta
entonces eran la cumbre económica. Los “pueblos del mar” atacan la zona. Se
produce la crisis del bronce que es la que arrastra a los pueblos a las luchas
por territorios y a los desplazamientos por el mar, de ahí vienen los conocidos
“pueblos del mar”.
Al
parecer muchas historias de las de éstos capítulos de la Biblia serían fruto de
leyendas que nacerían de ver restos ruinosos del período anterior y fenómenos
naturales. La Biblia recalca mucho: “Se pueden ver todavía hoy”, haciendo
alusión a fenómenos naturales que perduran en el tiempo.
Parece
ser que el texto de Josué se escribió en la época de Josías (s. VII a.c.). Pues
las fronteras coinciden con las de esa época. También se nombran ciudades
cananeas de la época que no se vuelven a citar en otra parte de la Biblia.
En
definitiva parece ser que el libro de Josué eran historias para mantener al
pueblo unido a Dios a pesar del comercio y el contacto, con su consiguiente
intercambio cultural, con otros pueblos de los alrededores.
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Capítulo 4. ¿Quiénes eran los israelitas?:
Existen
contradicciones no solamente entre la Biblia y la realidad histórica, sino que
también entre los diferentes libros de la Biblia. Particularmente los autores
señalan entre el libro de Josué y el de Jueces hay una serie de contradicciones.
También hay incoherencias en los relatos bíblicos con la realidad histórica
sacada de documentos históricos de la cultura de los pueblos vecinos.
Al
parecer no fue posible que existiera una paz entre Israel y los pueblos
Cananeos ya que no fueron exterminados del todo como dice el libro de Josué. La
versión teológica del periodo está contenida en el libro de los Jueces cuando
invita a los dirigentes a ser virtuosos y a los propios israelitas a no
juntarse con los pueblos de alrededor.
La
Biblia cuenta poco de la forma de vida de los israelitas, solo habla de las
reparticiones de tierras y de las luchas contra la idolatría. No se sabe cómo
un pueblo esclavo en Egipto se adaptó a las tierras de Canaán para ser
campesinos asentados.
Para
intentar explicar éste fenómeno social y cultural han aparecido varias teorías
entre las que destacan la de Alt y la de Mendenhall y Gottwald. La primera es
anterior en el tiempo y la de los dos siguientes autores parece ser la que
concluye con la investigación hasta el momento presente, sobre la entrada del
pueblo de Israel en Canaán.
La
teoría de Alt, también conocida como de la “infiltración pacífica”, dice que
parece ser que los israelitas pudieron ser un grupo de pastores trashumantes
que poco a poco se fueron infiltrando con la población cananea.
Se
les podría identificar con dos grupos sociales que aparecen en documentos
egipcios y que parece ser moraban por la zona en éste período de tiempo: Los
Apiru, que parece ser un grupo sin organización política establecida y
dedicados a asaltar caminos, una especie de bandoleros de la época, que además
se dedicaban al comercio; o los Shosu, que eran unos pastores nómadas dedicados
a la ganadería sin un lugar fijo en el que estuvieran establecidos.
Para
Mendenhall y Gottwald la teoría sería que en realidad los israelitas se tratan
de unos campesinos egipcios que huyen de su país debido las enormes presiones económicas y
socio-políticas del momento. Salen de Egipto, siendo egipcios pero con una
cultura religiosa diferenciada del resto de los egipcios. Éstos se asentarían
en Canaán buscando un bienestar social.
Lo
clave de la investigación de éste período va a ser el descubrimiento
arqueológico que va a demostrar que a partir del 1200 a.c. se produjo en el
territorio de los israelitas una revolución social y cultural de la vida, sin
que exista una explicación d a qué fue debido. Pues aparecen productos nuevos y
más perfeccionados pero no se ve una incursión extranjera, ni una creación de
nuevos asentamientos, ni tan siquiera un aumento demográfico considerable.
La
vida en las fronteras de las tierras altas parece mostrar, gracias a los
descubrimientos arqueológicos, que eran pacíficos y no tenían grandes placeres,
en contraposición con la imagen de guerra continua que se nos presenta en la
Biblia. Como ya se ha comentado ni tan siquiera tenían muralla las ciudades.
Una
nueva clave en la búsqueda de quienes pudieron ser en realidad los israelitas
nos la ofrece el descubrimiento en la zona de tiendas. Muy parecidas a las
utilizadas en ese mismo lugar hasta finales del siglo XIX y principios del XX
de nuestra era. Lo cual parece ilustrar que con toda probabilidad el pueblo
israelita fueran pastores trashumantes que llegado un momento histórico decidió
asentarse en Canaán.
Pero
además los vestigios históricos muestran asentamientos anteriores a éste
último, en lo que los autores han llamado “los ciclos ocultos de Canaán”. Según
ellos llegó a haber hasta 3 asentamientos hasta el definitivo.
Lo
novedoso del libro de los jueces, en conclusión, es su forma de estar escrito
pues se muestra como relatos épicos. Pero al igual que otros libros de la
Biblia no se puede tomar como un libro histórico sino como una historia
teológica en la que el pueblo peca, lo que conlleva un mal para ellos y Dios
actúa para salvarlos del mal que se ha cometido.
Para esta historia de Israel se ha utilizado los capítulos de Josué y Jueces de la Biblia y los capítulos 3 y 4 de FINKELSTEIN, I.-SILBERMAN, N.A., La Biblia desenterrada. Siglo XXI de España editores. Madrid, 2003